Abstract EN:

El presente trabajo consiste en una etnografía del cotidiano cubano realizada a lo largo de siete años (2007-2013). La investigación se ha desarrollado en diferentes hogares de una familia multi-situada (multi-site), la cual ha servido a la vez como base de observación de la sociedad y como objeto de investigación. El hogar principal se encuentra La Habana, otro en Monte, un pueblo rural en el oriente de la isla, de donde procede la familia y un tercero en Miami, Estados Unidos. La familia se moviliza constantemente entre los tres hogares, ya sea por viaje o por migración. La investigación multi-situada por inmersión ha sido completada con la consulta de archivos inéditos de Oscar Lewis y de su equipo. Archivos, escritos y orales, procedentes de una vasta investigación colectiva sobre la vida en Cuba durante la primera década de la Revolución (1968-1970) y cuyas cajas han sido re-abiertas por primera vez para esta investigación. Su exploración permite acceder a las experiencias vividas por los cubanos de la época y de confrontarlos a la memoria de tres generaciones de la Cuba contemporánea. Examinadas a partir de las experiencias cotidianas, las dificultades con las que se topan los cubanos han dado lugar al “resolver”, un arte particular del apaño que conforma la unidad de todas las descripciones. Desde el inicio de la Revolución los cubanos han estado condenados a la resolución permanente en su mayoría fuera de la legalidad, frente a los constantes imprevistos de la vida económica producidos por un sistema poco coherente. Este sistema por un lado ha sido el resultado de un voluntarismo utópico, y por otro lado de un pragmatismo del propio poder por resolver a su vez las dificultades que suscita. La creatividad de los gobernados ha ido muy lejos, hasta rediseñar el sistema económico y social de la isla desde sus cimientos. Lejos de la idea de una economía paralela, la etnografía del resolver traza un tejido social en el que, por decirlo de alguna manera, el gobierno ha proporcionado el hilo autoritario, y el pueblo cubano, la trama improvisada. La etnografía se adentra en los detalles del arte de llegar a fin de mes recurriendo a los métodos de la etnocontabilidad: describir y calcular como las personas cuentan, escrutan los presupuestos de sus hogares y de empresas, en su mayoría ilegales, y como establecen las rentabilidades reales de los desvíos y arreglos económicos. El resultado es un tipo de fenomenología de lo cotidiano: alimentarse, curarse, trabajar, pesar cada recurso y cada gasto, prestar atención a la más mínima actividad y establecer un seguimiento etnográfico de los recorridos de los bienes y de las personas. El método muestra un nivel de detalle inusual a partir de inventarios exhaustivos, estos han sido particularmente extensos en relación al abastecimiento y a la alimentación, revelando una subnutrición oculta en los datos oficiales. También se describe detalladamente la poliactividad de los ciudadanos combinando el trabajo en empresas públicas con otras actividades legales y/o ilegales, el coste de la salud en los presupuestos familiares y la solidaridad transnacional entre los diferentes hogares, desde la isla hasta Miami. Describiendo situaciones que rozan el surrealismo, la investigación revela múltiples maneras de ilustrar el cotidiano como explica la expresión particularmente significativa de un empresario etnografiado, “el gobierno juega a pagarnos y nosotros jugamos a trabajar”. El objetivo de esta investigación no ha consistido en fijar la inestabilidad de las significaciones reveladas dentro de un marco definitivo sino, al contrario, de resaltar los procesos que las agitan. Como parte inherente de esta agitación, la idiosincrasia cubana, restituida en el teatro de sus operaciones, pasa a ser descriptible y traducible.